7.7.07

Juicio a Von Wernich


El jueves 5 de julio comenzó el juicio a Christian Federico Von Wernich, ex capellán de la Policía Bonaerense y confesor de su jefe Roberto Camps, durante la última dictadura militar argentina.

En el primer juicio oral y público en el que se juzgará a un representante de la Iglesia por su participación en crímenes de lesa humanidad cometidos durante el terrorismo de Estado, el sacerdote está acusado de haber participado en siete homicidios, 31 casos de tortura y 42 secuestros, delitos cometidos contra personas que estuvieron secuestradas en Puesto Vasco, COTI Martínez, Pozo de Quilmes, Comisaría 5° de La Plata y la Brigada de Investigaciones de La Plata.

De acuerdo con la acusación fiscal, “el imputado tuvo una conspicua intervención en los centros clandestinos de detención, torturas y eliminación de personas”, que comandaba el ex jefe de la Policia Bonaerense Ramón Camps, secundado por Miguel Etchecolatz -condenado por crímenes de lesa humanidad en el marco de un genocidio en septiembre del año pasado. Ver Condena a Etchecolatz.

Von Wewrnich "desplegaba una actividad física voluntaria y consciente, dirigida a procurar el quebrantamiento de la voluntad de las víctimas, obtener información, y desalentarlos de buscar ayuda y con ello aseguraba los fines perseguidos por la dictadura militar". También les impuso "tormentos psicológicos y morales a los prisioneros", sostuvo el fiscal.

La actividad que desarrollaba Von Wernich en los centros clandestinos era de suma importancia: procuraba obtener detalles de las actividades de los detenidos a través de la confesión o los “asistía espiritualmente” para que se quebraran. Simulando su intención de confortar a las víctimas de la tortura, su discurso se volvía feroz cuando no conseguía la información que buscaba: “la vida de los hombres depende de Dios y de tu colaboración” se escuchó que respondía a un detenido que rogaba por no morir.

El sagrado secreto de confesión era diariamente vulnerado por el sacerdote quien volcaba la información a sus mandos superiores en la Policia Provincial.

Los relatos de sobrevivientes y de miembros de la fuerza policial ante la Conadep son estremecedores.
Uno de ellos es el del policía Julio Emmed sobre el asesinato de siete personas: “En la Brigada nos esperaba el padre Christian Von Wernich, quien había hablado y bendecido a los ex subversivos. En el coche donde iba yo se encontraba el padre. Yo debía dar el golpe que adormecería a la persona, pero no logré desvanecer al joven y Giménez sacó la pistola reglamentaria. Cuando el NN vio el arma se precipitó contra ella y se entabló una lucha. Le descargué varios golpes en la cabeza con la culata de mi arma. Se produjeron varias heridas y sangró abundantemente, tanto que el cura, el chofer y los dos que íbamos al lado quedamos manchados. Se descendió a los tres cuerpos de los ex subversivos que en ese momento estaban vivos. Los tiraron a los tres sobre el pasto, el médico (Jorge Bergés) les aplicó dos inyecciones a cada uno, directamente en el corazón, con un líquido rojizo que era veneno. Fuimos a asearnos y cambiarnos de ropa porque estábamos manchados de sangre. El padre Von Wernich me habló de una forma especial por la impresión que me había causado lo ocurrido. Me dijo que lo que habíamos hecho era necesario, que era un acto patriótico y que Dios sabía que era para bien del país”.